miércoles, 31 de diciembre de 2008

La vida misma

Paco Ignacio Taibo II.
¿Qué orillaría a un escritor a meterse de policía? ¿Por qué caminos la literatura converge con los asesinatos en la vida real? ¿Cuál es la fuerza que impulsa a dejar las teclas y tomar la escopeta? ¿Hasta dónde tiene poder el Poder para aplastarnos?
Cómodamente sentado en su escritorio, en una tarde de lluvia, José Daniel Fierro, escritor de novela policiaca, recibe la visita del Ayuntamiento rojo de Santa Ana. Pero no es una visita social o literaria, ni siquiera relacionada a la semana de la cultura del municipio norteño. Es una petición. Desesperada petición de los políticos rojos para tener un nuevo jefe de policía.
Haciendo del absurdo modus vivendi, JDF accede a ponerse la placa (una de Spiderman, claro está) en sesión solemne del Cabildo. Luego, porque la extensión de la novela lo exige, recibe la primera llamada de emergencia: costureras secuestradas en una maquila. Arreglado el entuerto, JDF debe dividirse entre entrevistas en la estación de radio independiente que el municipio maneja el poblano y muy real escritor mexicano Fritz Glockner, la búsqueda de motivos de una mujer para asesinar a su esposo a machetazos, la intriga que despierta el desconocimiento de si los laureles de la plaza tendrán pajaritos ("Han de tener, no?, para eso son", le responde el Ciego), la fortuita narración de amaneceres en Santa Ana, la búsqueda de arraigo en esta ciudad extraña que es más que un rancho grande lleno de banderas rojas.
Siempre carteándose con su esposa, JDF piensa que la organización del movimiento rojo es mucho más real y complicada de lo que cualquier novela pueda reflejar. Preparar la vigilancia de la manifestación y encontrarse en ella a Carlos Monsiváis fue una sola cosa. <<¿A poco no te gusta?>>, pregunta Monsi cuando JDF le recrimina su participación en la elección del nuevo jefe de policía.
Siempre esperando un frasco de aspirinas y un suéter de cuello de tortuga, JDF se encuentra nuevamente con la muerte cuando es “rafagueado” en una fonducha de Santa Ana.
Aún esperaba el suéter y las pastillas cuando una presencia femenina en su habitación es un tres que presagia un “cuatro”. JDF capotea las insinuaciones de María con una escopeta apuntando al vientre de la mujer y, al día siguiente, cuando apenas se lavaba la cara para despertar, el Ciego le dice:
-Por ahí andan diciendo que Usted es puto.
Para lavar la afrenta que la fuerza policial de Santa Ana ha sufrido, José Daniel Fierro, junto con su escuadra policial, retozan en un cabaret y la carta que JDF manda a su esposa dice: <>.
Nadie puede vivir en la absoluta libertad sin despertar envidias y rencores dentro del Poder, por eso, los caciques del PRI, el gobierno del Estado, la Policía Judicial y otra fauna nociva, deciden romper el Ayuntamiento. Sembrando cadáveres en las iglesias y presionando con bloqueos gubernamentales, JDF y sus jefes y ayudantes, van a parar a la cárcel.
Final esperado para un experimento social de este tipo en México, la disolución del ayuntamiento de izquierda es reflejo de la situación social en este país. Taibo II no hace más que narrar una realidad nacional, permitiéndose decir las cosas que dice bajo un argumento y una parábola muy sencillos: cuando JDF pregunta, aún en su departamento de México, ¿por qué él para jefe de policía?, el Ayuntamiento responde: porque necesitamos a alguien que, aunque es de izquierda, sale en el programa de Rocha cuando publica un libro, alguien a quien no puedan matar…
Y José Daniel Fierro no muere, pero es manchado por esa sucia maquinaria del Poder, que es capaz de inventar cualquier cosa para extirparse un tumor izquierdoso. Si no se entiende claramente este concepto, léase la historia de Johnny Abbes García, en la República Dominicana (después de todo, sólo cambia el paisaje).
Editado por Planeta, este libro es una buena novela que acerca al neófito (a mí me sucedió) al entendimiento del poder y de la izquierda real, no la que cierra avenidas para convertirlas en campos de futbol. Menos de 50 pesos en la edición de Planeta. Búsquelo. Se va a divertir leyéndolo.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Sísifo y Penélope

Ruy Pérez Tamayo
Patólogo, maestro de la UNAM y miembro del Colegio de México, investigador de tiempo completo y escritor y divulgador de la ciencia en lo que le resta del día, Pérez Tamayo nos regaló, hace montones de años, esta obra comparativa.
Estableciendo una muy clara diferencia entre científicos y tecnólogos, Pérez Tamayo nos ofrece una visión mundana de lo que la ciencia y la tecnología son en la actualidad. En palabras del maestro, la ciencia es lo que hay que hacer para saber y la tecnología lo que hay que saber para hacer.
Un científico, nos dice el autor, es quien está buscando generar un conocimiento que pueda ser aplicado en la cotidianeidad más tarde, mientras que el tecnólogo nos da las herramientas para facilitar el trabajo. El objetivo de la ciencia es el conocimiento, las herramientas de la razón para desentrañar los fenómenos de la vida. La tecnología tiene por objetivo facilitar objetivos particulares por medio de la creación de herramientas que realicen el trabajo.
Así, entendemos que un tecnólogo crea herramientas que facilitan la vida diaria, mientras que un científico nos da los conocimientos para entenderla y, dado el caso, dar al tecnólogo una guía para su creación.
Sísifo debió empujar una piedra cuesta arriba aún sabiendo que su labor no tendría frutos, que cada noche, antes de alcanzar la cima, la piedra caería cuesta abajo nuevamente para que el trabajo recomenzara la mañana siguiente. Su trabajo, aún cuando se esforzara en terminarlo, no daría frutos jamás.
Penélope tejía bajo el argumento de la espera. Sabía que su trabajo le daría un fruto: el tiempo, precioso en su caso, para que su esposo regresara de su empresa y la salvara de sus pretendientes. Su trabajo, que no requería mayor esfuerzo, tenía un objetivo.
Dándonos un panorama muy completo de cómo se (mal)hace la ciencia en México, Pérez Tamayo usa esta comparación argumentando que el trabajo del científico tiene un objetivo final, la adquisición del conocimiento no por el conocimiento per se, sino para que su razonamiento nos redunde en un beneficio. Por el contrario, el trabajo tecnológico no da herramientas para la vida diaria, sin un objetivo particular más allá de facilitar el trabajo.
Aún si Usted no se dedica a la ciencia, Sísifo y Penélope, invenciones y asombros varios sobre la ciencia en México y en el mundo entero, puede darle una visión básica del trabajo de los científicos y los técnicos en muchas áreas del conocimiento.
Editado actualmente por el Fondo de Cultura Económica, cuesta alrededor de 150 pesos, un precio barato si la obra es suficiente para entender un tema que en México es completamente desconocido.
Búsquelo y léalo sin cartabones y sin prejuicios. Puede resultar sorprendido.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Héroes Convocados, manual para la toma del poder

Paco Ignacio Taibo II.
Héroes convocados, manual para la toma del poder, es la respuesta literaria de estes autor a la matanza del 68.

No piense el lector que ésta será una apología del Movimiento, del que tanto se ha escrito y dicho, generalmente de manera extremadamente superficial o, por el contrario, exagerada. Es este un intento de semblanza del libro.

Taibo II no estaba en México la noche del 2 de octubre, sino, en España a donde su padre lo había enviado, acaso previendo lo que se avecinaba para los estudiantes. Taibo II se enteró de la matanza por los telediarios y los periódicos.

Supongo que muy desencantado de su país adoptivo, Taibo II recurrió a la literatura para dar a los sobrevivientes del movimiento un motivo para seguir peleando, y a los muertos un motivo para no sentirse avergonzados: la muerte del asesino, el magnicidio de Gustavo Díaz Ordaz, presidente de México, autor intelectual de la matanza.

Por medio de Néstor, sobreviviente del 68, el Movimiento toma una línea más dura y decide (unilateralmente, claro está) terminar con el “cara de mono”. ¿Cómo hacerlo, si entre los sobrevivientes la mitad estaba en la cárcel y el resto muerto de miedo? Néstor recurre a los héroes de ficción favoritos de Taibo para dar muerte al tirano.

Desde una cama de hospital, Néstor solicita, por carta, la presencia en México de los keniatas insurgentes del Mau-Mau, Wyatt Earp con todos sus carnales y el tuberculoso doc Holliday, Sandokan y Yáñez de Gomara, temibles tigres de Malasia incluidos, indios sioux con todo y caballada, Sherlock Holmes y el sabueso de los Baskerville (autor material de la muerte de Díaz Ordaz) y dejando de lado la presencia del Dr. Watson, y una larga serie de personajes de ficción.

Una vez reunidos en Ciudad de México, ante las miradas desconcertadas de los policías y granaderos y las sonrisas festivas de los niños, los héroes se dedican a purgar México de sus políticos, arrastrando en calzones a los diputados por las calles del Centro, invadiendo el cuartel de granaderos y terminando hasta con el último, entrando a Palacio Nacional y dejando que el sabueso le de gusto al colmillo en la garganta del primer mexicano.

Por supuesto, la novela sabe a derrota. No es más que el grito de un adolescente impotente ante el poder, el deseo transformado en novela de que la balanza se incline hacia los vencidos, de que la suerte les regrese la vergüenza.

Pero también es una novela divertida si se lee como un cuento de aventuras. O, ¿dirá el lector que cree más posibles las aventuras de Spider-man, de Batman, las novelas de Televisa, los triunfos de la Selección, las aventuras de María la del Barrio, los informes presidenciales?
Reeditado por Byblos en 2006, Héroes convocados, en rústica, no cuesta más de 80 pesos. Existe una edición previa, muy vieja, de Joaquín Mortiz, pero creo que nomás se consigue en las de viejo.

Dese una vuelta y búsquelo. Es probable que se divierta ante tanta alucinación.

viernes, 19 de diciembre de 2008

El hombre del traje gris

Joaquín Sabina.
El hombre del traje gris, editado en 1988 como el octavo disco de Sabina, es un LP que suena a melancolía, que sabe a desolación, abandono y hartazgo, que pide a gritos ayuda de los otros que siempre están ahí, pidiéndoles que dejen de ser simples observadores y que tomen partido de la vida ajena.
Azaroso proceso de edición del álbum, su versión en cassette solo tenía 10 temas de los incluidos en el CD, mientras que el LP tenía 9: en la versión portátil faltaban Locos de atar y Juegos de azar, mientras que en el LP faltaba, además, Cuando aprieta el frío.
Eva tomando el sol es un génesis apócrifo en el que se mezclan las primigenias ideas de la creación con el paro, la vida de clochard; una pareja de okupas, llamados paracaidistas por estos lares, se apropia un pisito madrileño del cual son desalojados por orden judicial cuando se dedicaban a escribir, a malcomer, a amar. La vida juntos termina y cada uno es arrojado a caminos diferentes y el resultado: hoy Eva vende en un supermercado manzanas del pecado original, yo canto en la calle Preciados, todos me llaman: Adán.
Besos en la frente es lo que recibe la gorda irredenta, de cruenta faz y peor reputación que nadie saca a bailar en las fiestas, que tiene por destino ser chaperona de otras más agraciadas que fácilmente pescan pareja. La soledad del adolescente se escucha en esta canción, se le puede encontrar en las sábanas húmedas de un solo cuerpo, en el espejo revelador de verdades y ladrón de sueños. Esta mujer, invisible entre la gente, condenada a ser decente según fama que del cuello le colgaron los que nunca la invitaron a su cama encuentra en un osado (¿quién quiere ser el que bese a la fea, el que saque a bailar a la más horrible de la fiesta?) que la congracia con el mundo. Caballeresca historia donde la doncella recatada resulta un volcán de pasión, es narrada por el hidalgo que la desembaraza de su soledad.
¿Quién me ha robado el mes de abril? Se preguntan por boca de Sabina varios personajes en esta historia de desamores. Según recuerdo, es una de las primeras canciones de Sabina que se oyeron por la radio en México y, creo yo, es una de las peores. Sin embargo, a muchas mujeres que conozco les gusta y habrá que tenerle consideración. Además, la música del flaco gusta dependiendo del estado de ánimo, pero yo jamás me he sentido tan abatido. De cualquier forma, el ritmo de la canción es muy agradable.
Una de romanos cuenta la historia de los primeros devaneos de un adolescente, pero, más allá de las simples calenturas del púber, reflejas las normas de la sociedad española durante el franquismo. Por supuesto, las historias contadas en la canción giran en torno al cine. Los cachondeos de una jovencita ocurren mientras en el circo un león se merendaba a un cristiano, siempre cuidándose de los ojos del hermano mayor y de la temible linterna del acomodador. La nostalgia de esas épocas se refleja hoy que todos andan con vídeos (por lo americanos), para ver contigo me alquilo una de romanos.
Locos de atar, reclamo de los amorosos, es un grito de inconformidad contra las normas que impiden el amor constante. En qué se curre es lo de menos, el quién reclama es lo de menos, contra quién o qué se levanta la voz tampoco es importante. Lo importante es que se permita a la pareja el amor libre (¿a quién no le gustaría amar cuando quiera, dejando que las persianas corrijan la aurora?)[1], que uno de los dos tenga el valor de decirles que no piensas fichar; pon el reloj a la hora de los locos de atar.
Nacidos para perder, encasillados todos en una mismo batallón de seres sin futuro, Sabina reclama su no-pertenencia a esta categoría. Con la ayuda de una prima (que no necesariamente es hija de un tío) puede regresar al tiempo de los juegos infantiles, donde aritmética es una palabra que suena a griego y sin otro sentido. Pidiendo regresar al camino del sur (solicitud recurrente en Sabina), el cantor nos habla de una nostalgia que todos tenemos dentro, unos más escondida que otros.
Peligro de incendio es lo que produce una pareja cualquiera en el asiento trasero de un coche. Si se hiciera el video musical, yo propondría acercamientos a las cremalleras de los vestidos, a los broches de los sostenes, a las bocas pintadas de rojo y a las caricias previas al acto del amor. Pero como no hay tal video, cada quién imagínese lo que le plazca.
Cenit de la nostalgia, ¡Al ladrón, al ladrón¡ es la ponderación de las habilidades de un ladrón de clase que, indignado por la alevosía de los pilluelos de hoy, trata de recobrar sus brillos dándole el dos de bastos a incautos que, precavidos (sí claro, suena raro) y condescendientes, permiten una sustracción de fondos para que el otrora fino ladrón tenga un pan que llevar a la mesa.
La nostalgia nos ciñe el corazón con más fuerza Cuando aprieta el frío, cuando nada es mío, cuando el mundo es sórdido y ajeno. Es el momento en que nos sentimos más atraídos por la calle, por salir a la búsqueda de lo perdido o al encuentro de lo desconocido. Cuando el alma necesita un cuerpo que acariciar.[2]
Como muchas otras canciones del ubetense, Los perros del amanecer es una serie de imágenes. Acaso la más florida de sus letras sea Inventario, pero ésta no se queda atrás: a la hora en que se afeita el violador y duerme el centinela en la garita, y sueña con la gloria el mal actor y deshoja el deseo su margarita, a la hora de apostar, a la hora de rezar es cuando deberíamos escuchar esta canción. Las imágenes son todas cotidianas, vistas por un ser que espera, que siente la soledad, que piensa en todo lo que sucede a su alrededor mientas espera, no espera nada, pero espera.[3]
Por último y sólo porque necesitaba una maldita canción que terminara de una vez este elepé, sabina nos regala El rap del optimista. No es una de sus mejores canciones, pero cualquier músico con una trayectoria más o menos respetable no dejará de reír con ella. Desde sus comienzos en los bares de mala muerte hasta su entrada triunfal en la vida pública, el grupo de rock-blues-pop nos deja ver la serie de entramados caminos y relaciones que los tienen donde están ahora.
Finalmente, El hombre del traje gris, titulado así en honor a la película con Gregory Peck,[4] es un buen disco para tenerlo cerca en las noches de lluvia, cuando se quiere recordar con los sentidos, estando solo o acompañado. No es un disco donde se encuentren emociones fuertes, de las cuales los fanáticos de Sabina somos adictos y, sin embargo, es un buen disco. Está editado por BMG/Ariola y no cuesta más de 150 pesos.
[1] Sabina J, Noches de boda, en 19 días y 500 noches, BMG/Ariola, Madrid, 1999, track 13
[2] Sabina J, Que se llama soledad, en Hotel, dulce hotel, BMG/Ariola, Madrid, 1987, track 3
[3] Modificado de Sabines J, Los amorosos, http://www.horizonte.unam.mx/cuadernos/sabVI.html
[4] Wilson S, The man in the gray flannel suit, novel; film version: Johnson H, director, Gregory Peck, Jennifer Jones, Fredrich March, 20th Century-Fox, USA, 1956

lunes, 15 de diciembre de 2008

Jurassic Park

Michael Crichton.
No solamente una novela de ciencia ficción. Primero, les recomiendo que consigan la película de Steven Spielberg, cuando la tengan, TÍRENLA A LA BASURA. Una vez hecho esto, consigan la edición de Ballantine Books de Jurassic Park y siéntense a entender un poco el meollo de la clonación.
Crichton no es (o era, desgraciadamente murió hace un mes) un simple escritorozuelo del montón de los que un día se dicen: Ok, I´m sitting here until I can write a little book... who knows? Someone may read it someday, al estilo que hacemos algunos. Este tipo fue un médico (no sé si bueno o malo) pero sabía mucho de ciencia, no de ciencia-ficción, sino de ciencia real. Escritor prolífico de novelas que se encasillaron en el género Technotriller, término acuñado por una editorial para clasificar los libros de Crichton, tiene, entre los más reconocidos, Jurassic Park, Sphere y Congo.
Supongo yo que él era un buen lector y, como a muchos de nosotros nos ha pasado, de tanto leer, le dio por escribir.
Jurassic Park es más que la narración de las aventuras de un grupo de científicos comandado por Mr. Hammond y Henry Woo, Ph. D, que un buen día se dicen: Bien, clonemos dinosaurios.
La trama comienza piniéndonos en antecedentes sobre el desarrollo tecnológico del estudio del ADN, de las técnicas de reacción en cadena de la polimerasa (que tuvo su boom en la década de los 90. Ahí te va un suspiro, UNAM), y del debate sobre la clonación de criaturas extintas que comenzó en los años 70.
Nos acerca novelescamente (por supuesto) al mundo del espionaje industrial, a la búsqueda de financiamiento entre la iniciativa privada (cuánto bien nos haría ésto) y a las intrigas que un secreto industrial tan grande puede tener entre los dedicados a la misma rama del conocimiento.
Pero creo que el hecho de que se clonen dinosaurios es incidental. Es mi parecer que Crichton (que, por cierto, también es creador de ER) quería, más que contar una historia de dinosaurios, poner al alcance del populacho (infelizaje en el cual me encasillo) un poco de datos, echar un poco de luz, para poder entender qué carajo es la clonación, tan en boga cuando el asunto de Dolly. Pero la ciencia es aburrida para el pueblo que prefiere el circo, y una historia alucinante de lagartos terribles que se comen a la raza con la mirada desgobernada es un buen gancho.
Técnicamente, el único error que yo le encuentro (si alguien conoce más, señálelos) es eso del "recurso de la lisina". Según Henry Woo, ingeniero con doctorado en alguna cosa relacionada al ADN, los dinosaurios de Jurassic Park no pueden vivir en el monte, libres, pues, porque ellos los "crearon" dependientes de la lisina, aminoáciodo esencial que se le suplementa a estos animales mediante el alimento. Como cualquier abuelita sabe, la lisina es una aminoácido componente de todas las proteínas, por lo que es imposible que los animales que coman plantitas silvestres no ingieran lisina. Pero creo que el desliz se le permite a Mr. Crichton que creó una obra maestra de la ciencia ficción, con mucho de ambas cosas.
Si en su ciudad hay una librería de viejo, den una vuelta por ella y busquen JP entre las novelas en inglés (yo no lo he leído en español, pero me gustaría ver la traducción) donde no les costará más de 15 pesos. Nuevo debe andar alrededor de 200. De cualquier modo, Jurassic Park es una novela que se disfruta desde el principio, siempre y cuando uno pueda borrarse de la mente la asquerosa película de Spielberg.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Las muertas

Jorge Ibargüengoitia.
Con el muy peculiar estilo sarcástico y de humor negro de Ibargüengoitia, el guanajuatense nos narra la historia de dos burdeles y sus habitantes.
Las hermanas Arcángela y Serafina Baladro, otrora respetables matronas, se ven caídas en desgracia con el gobernador del estado de Plan de Abajo quien, en la fiesta inaugural del Casino del Danzón, sacara a flote sus bajas pasiones bailando con El Escalera frente a una nutrida concurrencia de notables de los Estados de Mezcala y Plan de Abajo. Después de su deshonra, el gobernador decide perseguir la prostitución en su estado ya que de ahí se origina su deshonor.
Es en este peregrinaje de estado a estado y la clandestina vida de las mujeres dentro del Casino de Danzón que sobreviene, como preludio de las desgracias venideras, la muerte de Blanca.
La paralela historia de amor de Serafina y la historia tormentosa de Arcángela condimentan y complementan la historia de las llamadas Poquianchis, madamas de la sacrosanta, beata y apostólica comunidad de San Francisco del Rincón en Guanajuato, acaecida en la transición de los 50 a los 60.
Publicada originalmente por Joaquín Mortiz en 1977, Las muertas es una de las novelas mexicanas más amenas que tiene la capacidad de acercarnos por primera vez o reenamorarnos de la literatura mexicana. Vale la pena tenerla en el buró.

La naranja mecánica

LA NARANJA MECÁNICA, Anthony Burgess.Publicado en 1962, A Clockwork Orange es un excelente análisis de la moralidad y la ética en la sociedad inglesa, acaso también la sociedad universal. Alex es un adolescente que usa la ficticia lengua nadsat, variante del ruso, que ya implica un gran trabajo del autor en crear una jerga nueva para sus personajes. La vida de Alex está basada en la violencia, el robo, la violación, las drogas y el homicidio no enteramente imprudencial de una anciana por el cual Alex es apresado y sometido al sistema Ludovico, una técnica nueva de inducción de aversión a la violencia por asociación de música, fármacos y cine snuff. Después de someterse a las sesiones, Alex sufre indecibles reacciones físicas que impiden su actuar violento habitual.Esta obra fue llevada al cine por Stanley Kubrick en 1971. Desafortunadamente, Kubrick tendió en ésta, como en otras películas, a modificar sustancialemnte el guión, desmeritando la obra. Tal vez lo más rescatable de la película sea esa alucinante construcción de escenarios y vestuarios que Kubrick lograba en sus producciones.Publicada con dos finales diferentes, uno en Inglaterra y otro en Estados Unidos, La naranja mecánica es una novela que ha sufrido una larga serie de entuertos que comenzaron con la elección de su título y que culminaron con su edición en América.Vale la pena darse un paseo por sus páginas. Si desea leer una historia alucinada sin tener que gastar sus neuronas en interpretarla, ésta es una excelente novela. Si desea aproximarse al entendimiento de los problemas teórico-morales y práctico-éticos aún cunado no haya leído previamente a Adolfo Sánchez Vázquez, comience por aquí.

El tambor de hojalata

EL TAMBOR DE HOJALATA, Günter Grass. Esta joya llegó a mis manos vía un hematólogo que tiene mucho tiempo libre en las manos. Óscar Matzerath-Bronsky, enano cirquero recluido en un manicomio, nos lleva de la mano en el relato de su vida, iniciada bajo las cuatro faldas de su abuela materna en un campo de patatas. Nada hay de excepcional en la historia de un polaco que cuente las carencias que su patria pasó en la preguerra y durante el desarrollo del nazismo, a menos que, como en el caso de Óscar, él mismo haya decidido dejar de crecer a la edad de 3 años. Alucinante historia de un hombre de ojos azules al que los ojos pardos de los demás no pueden penetrar, la de Óscar Matzerath es una joya de la narrativa que le dio a Grass el premio Nóbel de literatura en 1999, cuarenta años después de su publicación original. Óscar Matzerath tiene, además del ego más grande y el cuerpo más corto que se puedan encontrar conjugados en un ser humano, el poder de ser un buen narrador gracias a su prodigiosa memoria; gracias a ella, nos remonta a sus orígenes familiares (memoria heredada) y su vida en el departamento de propaganda del tercer Reich, donde conoció a la "eterna insomne" Rosvita Raguna, a quien le demuestra su amor grabándole su nombre en un vaso de cristal usando sólo el poder de su voz. Por que es la voz de Óscar un instrumento de creación y destrucción, según la nota que le imprima y el objeto al cual la dirija. Individuo completamente amoral, el señor Matzerath lleva una vida privilegiada siendo el verdadero centro del universo, moviendo masas al ritmo de su tambor de hojalata, primer y único juguete de su infancia al cual le conservó el gusto en la adultez.Tres libros y cuarenta y ocho capítulos que van desde el muro del Atlántico hasta el Bodegón de las Cebollas, pasando por el cementerio de Saspe, el correo Polaco, el suicidio inducido de un mercader y la efervescencia de su amor con María, El tambor de hojalata, la historia de Óscar Bronsky-Mazerath, publicada por Alfaguara (excelente edición) y por Punto de Lectura (muy digna y mucho más barata), es una muy buena recomendación para tener qué leer en los días siguientes. Recomiende este libro o, si lo leyó y lo satisfizo o no, déjenos saber su comentario.Gracias.

La fiesta del Chivo

LA FIESTA DEL CHIVO, Mario Vargas Llosa.
Rafael Leonidas Trujillo Molina, militar de carrera entrenado por los marines (a quienes profesa un respeto inconmensurable), llegó a gobernar la República Dominicana en el largo periodo comprendido entre 1930 y 1961. Benefactor de la Nación, Padre de la Patria Nueva, el Chivo era más que un simple dictadorzuelo de república bananera: dueño de vidas, conciencias, cuerpos (en sentido amplio esto último) de millones de dominicanos, el hombre que no buscaba el poder por la riqueza sino por el poder mismo compraba a los hombres y las mujeres por medio de regalos, de prebendas o, en el peor de los casos, de homicidios; llegó a ser temido por los mismos gringos que lo entrenaron y que, como sucedería con Manuel Antonio Noriega en Panamá en los años 80, ellos mismos ayudaron a despojar del poder.
La historia ocurre en diferentes tiempos, narrada por un tercero en cada uno de ellos. Primero, Urania Cabral (hija del ex presidente del Senado, Agustín Cabral, caído en desgracia con Trujillo por los oscuros motivos que mueven a éste) nos muestra a través de los ojos del narrador su regreso a la República Dominicana después de treinta y cinco años de exilio en Estados Unidos, buscando los motivos que llevaron a su destierro. Durante este viaje por la memoria, Urania descubre al lector verdades de la vida dominicana, la cual giraba no en torno al sol, sino a la torcida voluntad del Padre de la Patria Nueva, la mayoría de las cuales no eran agradables. Por otro lado, la espera desesperante de un grupito de conspiradores en la vera de la carretera, esperando la aparición del Chivo, para segarlo como se siega una mala yerba. Cada uno de estos hombres le permite al narrador nos ponga al tanto de los motivos por los que están ahí, arriesgando no sólo la propia vida, sino la de cada uno de los miembros de sus respectivas familias en caso de que el plan falle, en caso de que sea cierto eso de que el Chivo tiene poderes sobrenaturales. Antonio Imbert, Antonio de la Maza, el teniente Amado García Guerrero y Salvador Estrella Sadhalá son los que han de materializar la muerte del Chivo. Mientras esperan, cada uno de ellos muestra la historia de sangre que los une a Trujillo (sí, la sangre es el vínculo preferido por el dictador para ganar la voluntad de los hombres), cada cual tan real como la de los otros. A través de la descripción de sus historias se va enmarcando la verdad de la vida dominicana de esa Era (la Era de Trujillo), la sangre, el miedo cerval, la incertidumbre y la opulencia, el poder y la inmunidad, dependiendo de qué lado de la barrera se encontrara uno en un día determinado. Por otro lado, acaso el más importante de la narración, Su Excelencia, el mismo Rafael Leonidas Trujillo Molina, Padre de la Patria Nueva, Benefactor de la República, presidente de facto, primerísima cabeza del Ejército Dominicano, dueño de esa parte del Caribe, nos deja acompañarlo en el último día de su vida, desde su despertar sobresaltado a las 4 de la mañana hasta su último viaje a la Casa de Caoba. Pero es durante este día que uno puede conocer, temer y odiar a Trujillo. Desde sus orígenes negros africanos de Haití, pasando por la matanza de haitianos de Dajabón el 2 de octubre de 1937, hasta su muerte el 30 de mayo de 1961, Vargas Llosa nos lleva de la mano por la vida, las conspiraciones, los enjuagues y los homicidios de Trujillo.
De entre los personajes quiero rescatar no a Urania Cabral o al mismo Trujillo, no al Turco Estrella Sadhalá ni a Pupo Román o Ramfis Trujillo, sino al jefe de Servicio de Inteligencia Militar, Johnny Abbes García. Oscuro personaje nacido de la relación de un gringo alemán y una dominicana, Abbes García es uno de esos personajes que uno recuerda y menciona por el nombre completo. Se dice en la historia que Joaquín Balaguer, presidente fantoche hasta 1961, lo descubrió leyendo un libro de torturas chinas por los pasillos del palacio de gobierno; de algún modo, esa información llegó a oídos de Trujillo quien, tras un pálpito, lo acercó a su lado y, eventualmente, hizo coronel del ejército de un momento a otro. Abbes García cumplió con su misión de manera eficiente y discreta; esa misión consistía no sólo en espiar a los detractores del régimen dentro de la Dominicana, sino la manufactura de atentados contra otros presidentes de países Caribeños, la constante campaña de terror contra los mismos dominicanos dentro y fuera del país, la presión psicológica a miembros del gobierno, la tortura de los detenidos. Johnny Abbes García asistía personalmente a esas sesiones acaso participando activamente. Sobre ese personaje recayó la responsabilidad de descubrir a los conspiradores responsables de la muerte del Chivo y el exterminio de los sobrevivientes y sus familias. Al final, desterrado de la Dominicana, Abbes García llegó a Haití para ofrecer sus servicios como espía y torturador a Papa Doc, François Duvalier. Después de un tiempo, Duvalier decide deshacerse de Abbes García usando los mismos medios de los que el ex jefe del SIM se sirvió mientras lamía las botas de Trujillo. Acaso lo más relevante de la historia de Abbes García es lo cíclico de la misma.
Editada por Alfaguara y Punto de Lectura, La fiesta del Chivo es, en resumen, una excelente novela histórica que vale la pena tener en el librero. Llena de emociones fuertes (algunas incluso tan bárbaras que cuesta creer que hayan sido reales) puede herir susceptibilidades en el tipo de personas que cree que cerrar los ojos a estas historias las elimina de la realidad. Es una buena obra de consulta si lo que usted quiere es iniciarse en el estudio de la historia latinoamericana del siglo XX.