Paco Ignacio Taibo II.
Héroes convocados, manual para la toma del poder, es la respuesta literaria de estes autor a la matanza del 68.
No piense el lector que ésta será una apología del Movimiento, del que tanto se ha escrito y dicho, generalmente de manera extremadamente superficial o, por el contrario, exagerada. Es este un intento de semblanza del libro.
Taibo II no estaba en México la noche del 2 de octubre, sino, en España a donde su padre lo había enviado, acaso previendo lo que se avecinaba para los estudiantes. Taibo II se enteró de la matanza por los telediarios y los periódicos.
Supongo que muy desencantado de su país adoptivo, Taibo II recurrió a la literatura para dar a los sobrevivientes del movimiento un motivo para seguir peleando, y a los muertos un motivo para no sentirse avergonzados: la muerte del asesino, el magnicidio de Gustavo Díaz Ordaz, presidente de México, autor intelectual de la matanza.
Por medio de Néstor, sobreviviente del 68, el Movimiento toma una línea más dura y decide (unilateralmente, claro está) terminar con el “cara de mono”. ¿Cómo hacerlo, si entre los sobrevivientes la mitad estaba en la cárcel y el resto muerto de miedo? Néstor recurre a los héroes de ficción favoritos de Taibo para dar muerte al tirano.
Desde una cama de hospital, Néstor solicita, por carta, la presencia en México de los keniatas insurgentes del Mau-Mau, Wyatt Earp con todos sus carnales y el tuberculoso doc Holliday, Sandokan y Yáñez de Gomara, temibles tigres de Malasia incluidos, indios sioux con todo y caballada, Sherlock Holmes y el sabueso de los Baskerville (autor material de la muerte de Díaz Ordaz) y dejando de lado la presencia del Dr. Watson, y una larga serie de personajes de ficción.
Una vez reunidos en Ciudad de México, ante las miradas desconcertadas de los policías y granaderos y las sonrisas festivas de los niños, los héroes se dedican a purgar México de sus políticos, arrastrando en calzones a los diputados por las calles del Centro, invadiendo el cuartel de granaderos y terminando hasta con el último, entrando a Palacio Nacional y dejando que el sabueso le de gusto al colmillo en la garganta del primer mexicano.
Por supuesto, la novela sabe a derrota. No es más que el grito de un adolescente impotente ante el poder, el deseo transformado en novela de que la balanza se incline hacia los vencidos, de que la suerte les regrese la vergüenza.
Pero también es una novela divertida si se lee como un cuento de aventuras. O, ¿dirá el lector que cree más posibles las aventuras de Spider-man, de Batman, las novelas de Televisa, los triunfos de la Selección, las aventuras de María la del Barrio, los informes presidenciales?
Reeditado por Byblos en 2006, Héroes convocados, en rústica, no cuesta más de 80 pesos. Existe una edición previa, muy vieja, de Joaquín Mortiz, pero creo que nomás se consigue en las de viejo.
Dese una vuelta y búsquelo. Es probable que se divierta ante tanta alucinación.
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