jueves, 2 de julio de 2009

Usurpación de la Q


por Ricardo Marcos-Serna

Probablemente como consecuencia de la aparición de nuevos medios de comunicación electrónicos, tales como el internet y los mensajes tipo short message service o SMS, presentes en casi todo teléfono celular, el lenguaje escrito ha sufrido innecesarias modificaciones.
Si revisáramos el teléfono celular de un jovenzuelo encontraríamos, en sus mensajes de texto, frases del estilo: ¿k haces? O cosas similares a: komo t va.
En el entendido de que los mensajes de texto cortos deben ser, precisamente, cortos, con intención de comunicarse a distancia de manera precisa y, por lo demás, más barata que si de una llamada entre celulares se tratara, se entiende que las onomatopeyas como t por te, v por ve y otras similares, sean usadas comúnmente en la redacción de estos mensajes. Pero no entiendo por qué habrían de usarse, de modo tan displicente como se hace, en mensajes electrónicos o en redacciones comunes, las frecuentes sustituciones de unas letras por otras, aún en palabras completas.
Es frecuente recibir un mensaje electrónico en el que se lean frases como: dice Fulano k t presentes en tal a las tantas, que se leería: ka te presentes y no que te presentes, o …espero k puedas kaerle al reven a la noche…
¿Qué pasará con la Q y con la q? La letra Q, décimo-séptima del alfabeto latino, cuyo sonido es reforzado por un matrimonio indisoluble con la U y una vocal que bien puede ser e y sonar fuerte o i y sonar débilmente, ha sido desplazada desde el lugar predominante que ostentaba en el alfabeto romano, en palabras tan comunes como quod y quo. Redonda como es, la Q encierra un gran poder que ha sido amenazado por la más antigua K, nativa de Fenicia donde se llamaba kaif, desde donde llegó al griego llamándose kappa, décima letra del alfabeto, llegó (junto con la Y, a la que muchos llaman “i griega” sin saber que era, realmente, una U llamada ípsilon y que en griego clásico suena tanto ípsilon como ´uk) a okupar el lugar de la Q en palabras de uso común.
Véase en el texto a la Q, que es redonda y lenta, junto a su hermana la q, cuya única pata entorpece su andar. Se enseñorean, ambas, precediendo a palabras de sonido suave, a interrogaciones monosilábicas o disilábicas, a expresiones que denotan una característica. Sin embrago, desde el margen izquierdo, comienza a aparecer una letra de forma extraña, sin las redondeces de Q y q, angulosa, de sonido fuerte como su carácter. Es ésta la K, acompañada de su hermana pequeña, la k. ambas son letras más rápidas, acaso porke tienen dos patas. Pueden andar con mayor premura, con mayor diligencia que las actuales Señoras, queridas y reinantes.
Q y q se ven sorprendidas ante la velocidad y la forma de K y k quienes, avivadamente, se desplazan por el renglón 39, en el párrafo 7, persiguiendo a sus ahora rivales. Q puede rodar hacia la derecha del texto, eskapando de las golpistas. Pero q… pobre. Su pata única es antagónica con la velocidad. Tijereteando, k se le acerca y la tropieza. Débil komo es, q kae al suelo y rueda por el renglón y, sumisa, se precipita por el margen derecho, hacia el fondo de la página. Ahora, kuando las usurpadoras son kienes okupan su lugar, Q se ve un poko aplanada, komo sin áminos y q ha perdido todo asomo de dignidad y permanece, al fondo de la hoja, en la posición en que kayó.
C, enfurecida por el ultraje, trata de deshacer el entuerto pero es desplazada por K y k en palabras en las que c debería ser seguida de a, o y u. Así, K y k han derrokado a Q y q.
Ahora ke se saben dueñas de la situación, K y k se dedikan a hacer lo ke kieren, reemplazando a las vencidas en kada palabra ke se eskribe en un mensaje de celular, en una karta, en un korreo kualkiera donde, originalmente, se infiltraran para hacer más kortas las palabras, para ahorrar espacio y donde, finalmente, el uso y la kostumbre las kolokaron. Pero… ¿hasta kuando, por Kristo, hasta kuando se seguirán usando indiskriminadamente?

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