viernes, 11 de enero de 2013

Una escuela de excelencia para alumnos excelentes




El pasado agosto se conmemoró el décimo aniversario del inicio de actividades de la Preparatoria Central de Ciudad Juárez, una escuela que, desde sus inicios ha formado alumnos de excelencia a nivel bachillerato que han demostrado ser capaces de competir y destacar en actividades académicas merced al nivel de exigencia que esta escuela les impone.
Como parte de las celebraciones de este aniversario, una de las profesoras de la escuela, la Mtra. Lic. en Literatura Hispanomexicana Enedina Cano Barrera, desarrolló un texto que hoy ve la luz en este espacio. Quede a consideración de ustedes.




Camino a la excelencia

En los albores del siglo XX, México estaba, literalmente, en el riel de la modernidad. Los trenes expandían sus vías en todo el territorio nacional como proyecto medular del gobierno federal, para permitir, eventualmente –como se creía entonces–, la consolidación del país como Nación de primer mundo. El campo mexicano estaba recibiendo un nuevo impulso y, como parte del mismo, se creó, pensando en el futuro a mediano plazo, una escuela que egresara de sus aulas ingenieros agrónomos que, en su momento, ayudarían a resolver los problemas que ese campo generara. Como parte central del desarrollo que el país requería, nació en Ciudad Juárez la Escuela Superior de Agricultura Hermanos Escobar, que contó con profesorado y técnicas educativas que, en ese tiempo eran de vanguardia en Europa. Pero los tiempos convulsos de la Revolución Mexicana, y las décadas plagadas de conflictos de poder que le siguieron, dejaron en la Escuela una simiente de rebelión que perduró años, cambiando de ideología de acuerdo con las tendencias políticas vigentes. Aunque su nombre fue sinónimo de diversidad cultural, y grandes personajes egresaron de sus aulas, los continuos conflictos y las diversas huelgas motivaron que, a noventa años de su fundación, el Gobierno del Estado decidiera su clausura, lo que provocó un gran descontento entre la sociedad juarense y, sobre todo, entre la población estudiantil.
Los terrenos ocupados por la escuela pasaron a manos del Gobierno Municipal, que para calmar los ánimos, decidió aprovecharlos para construir un parque que brindara a los juarenses un espacio abierto con características ideales para promover la diversión familiar.
            Pero la sociedad requería algo más. Llegó el 2002, año de convulsión política para la ciudad, y el Concejo Municipal decidió aprovechar la ubicación y la infraestructura para dar inicio a un nuevo proyecto: la fundación de una escuela preparatoria con una nueva visión; una institución con excelencia académica que fuera reconocida tanto a nivel nacional como internacional; una escuela de bachillerato para jóvenes de escasos recursos y nivel académico sobresaliente, sin posibilidad de continuar sus estudios.
La nueva escuela inició bajo estupendos augurios. Los mejores alumnos de las secundarias públicas de la ciudad fueron convocados y se eligió a los excelentes para dar inicio al proyecto. Los jóvenes elegidos obtendrían beca, por parte del gobierno municipal y empresas maquiladoras de reconocimiento local, que cubriría: colegiatura, libros y uniformes durante los tres años de duración del bachillerato; además de alimentación incluida y se tuvo en mente, aunque no se concretó, proporcionar el transporte. Para recibir todos esos beneficios y asegurar su permanencia en la escuela, los estudiantes debían comprometerse a mantener un promedio de 8.5 en todas y cada una de sus materias.
El ingeniero Alfredo Cervantes, ex -rector de la UACJ, fue el encargado de liderar este proyecto junto al ingeniero Ángel Hidalgo, quienes se dieron a la tarea de contratar los mejores maestros que se iniciarían con ellos en esta aventura. Hasta la fecha, el perfil de los maestros es elegido concienzudamente con el objetivo de que sea el adecuado a cada asignatura y cumpla con su tarea: educar para la vida.
El proyecto siguió su curso y a pesar de las trabas que se encontraron en el camino, la primera generación se graduó en 2005, consiguiendo el éxito esperado. Llegó el día de la graduación y en el lugar donde se llevaría a cabo la ceremonia se dieron cita los alumnos y sus orgullosas familias para dar fe del hecho histórico que representaba la conclusión de ese sueño compartido por tanto tiempo, por tan diferentes niveles de la sociedad. Ámbar del Sol Nafarrate Salomón fue la alumna cuyo promedio general de 9.9 le aseguró un lugar en la historia de la institución cuando se convirtió en la primera persona en leer el discurso final de esa primera aventura. Hoy, Ámbar ha concluido con éxito la carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y forma parte, orgullosamente, de la planta de maestros del área físico-matemático en la escuela que le dio la oportunidad de demostrar su valía.
Las generaciones se han sucedido una tras otra y los éxitos de los estudiantes egresados de la institución siguen cosechándose. Sólo por mencionar algunos, Carolina Corchado y Bianey de Santiago, integrantes de la primera generación y quienes son egresadas de la carrera de Ingeniería Industrial y Diseño Gráfico respectivamente, Yosefat Rito Bohne, el mejor promedio de la tercera generación y quien concluirá su carrera profesional en el 2013 y Miguel González, de la misma generación, regresaron para retribuirle a la escuela un poco de lo que les dio, ahora como maestros en sus respectivas áreas de conocimiento. En cuanto a las generaciones más recientes, alumnos como Héctor Alfredo Arce, Alejandro Marmolejo y Misael Vázquez, entre otros, han obtenido los primeros lugares en su ingreso a la Universidad en sus respectivas carreras, mientras que varios de los egresados son candidatos o han sido aceptados en escuelas del extranjero, demostrando con ello que su calidad educativa es de primer mundo.
En la actualidad, las circunstancias de la ciudad han cambiado y ya no es posible otorgar las becas en las condiciones que se entregaban inicialmente, pero los lineamientos de ingreso y egreso se mantienen vigentes, y aun en las condiciones económicas actuales, la escuela recibe una gran cantidad de solicitudes de estudiantes que desean ser parte de esta institución, que ha logrado consolidarse como la mejor de la ciudad.
La historia de la Preparatoria Central de Ciudad Juárez aún no termina de escribirse. Siete generaciones de exitosos bachilleres que han ganado su lugar en diferentes universidades evidencian el acierto de llevar a la práctica la idea central que impulsó la creación de esta escuela: un ejemplo de calidad, una escuela de excelencia para alumnos excelentes.

Agosto 2012
Enedina Cano Barrera
Docente de las materias de Literatura, Etimologías Grecolatinas del Español e Historia Antigua.

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