El Escudo Nacional. Mito, historia y realidad
Este artículo publicado en la revista Relatos e Historias en
México[1] hace una revisión oficial
del origen y significado del águila imperial posada sobre un cacto nopal, en
medio de un lago, sobre su pata izquierda y con una serpiente en el pico, que
se encuentra en el tercio central de la bandera mexicana y que personifica la
identidad nacional.
A lo largo del artículo, el autor nos lleva de la mano por
el proceso de consolidación del símbolo patrio máximo de este país, según nos
ha enseñado la historia oficial, pero deja de lado, según creo yo, algunos
probables orígenes y datos importantes.
El artículo me hizo recordar un libro muy viejo, escrito por
Gary Jennings, llamado Azteca.[2] Este libro es la aventura
de la vida de un niño nacido en Tenochtitlán, pocos años antes de la llegada de
Cortés a América, que tiene una vida sospechosamente larga para un crio de sus
tiempos y sospechosamente prolífica en dinero y aventuras. Por supuesto, se
trata de un personaje de ficción al cual se le ha dado todo lo necesario para
vivir y contar la realidad que del pueblo azteca el autor pudo formarse con sus
propias lecturas, al mejor estilo que Jean M. Auel usó para crear a Ayla, la
protagonista de El clan del oso cavernario[3]
y los libros que le siguieron. Es el saber popular que ambos autores estudiaron
los hechos antropológicos y arqueológicos que tenemos para formarse su propia
visión del pasado (de hecho esa es una definición de Historia: el pasado visto
a la luz de los conocimientos actuales), y que pueden perfectamente hacer uso
de la licencia poética para adecuar situaciones y escenarios a lo que quieren
contar. Esa es una prerrogativa de un autor de novelas. En ese sentido,
Jennings hace una interesante referencia al que se convertiría en el Escudo
Nacional, diciendo que la aparente serpiente que el águila sostiene en el pico,
no es más que un listón verde, divisa de la guerra y símbolo del dios
Huitzilopochtli, deidad primaria de los azteca. Por supuesto, no existía el
águila como símbolo nacional, sino como símbolo de un imperio bárbaro, un
conglomerado de tribus beligerantes capaces de arrasar a otras a su paso con
tal de obtener beneficios económicos y sociales, que vivía del bandidaje, el
saqueo y en constante temor religioso fomentado por la superchería de su líder,
Moctezuma, y que fue incapaz de defender su patria (en el sentido actual del
término) en contra de los “invasores” españoles.
También recordé leyendo el artículo el hecho relativamente
reciente de las “ofensas” al Escudo Nacional que han sido tendenciosamente
publicadas en medios electrónicos en las que se agrega al águila imperial una
hoja de marihuana o la más explícita imagen dibujada por el periodista y caricaturista
Daryl Cagle[4] en la que se muestra al
águila abatida por una ráfaga de ametralladora (sobre la que publiqué un
comentario en este blog llamado Bicentenario, en septiembre de 2010).[5] También se ha usado el
Escudo Nacional como logotipo de una marca de cerveza, como el fondo del calzón
de un luchador de lucha libre, como blanco de las burlas políticas de moneros
nacionales y extranjeros y cuando se le pone junto a la virgen de Guadalupe
(pero ahí nadie se queja, ¿verdad?). Sigo creyendo en la libertad de expresión
y de creación así que defiendo el derecho de los otros a burlarse de nuestra
situación política y social así como nosotros hacemos burla de la política y de
la sociedad de otros países.
Sin embargo, creo que el autor de este artículo omitió algo
importante en un estudio académico: existe una Ley sobre el Escudo, la Bandera
y el Himno Nacionales, Nueva Ley publicada en el Diario Oficial de la
Federación el 8 de febrero de 1984 y una Última reforma publicada en el Diario
Oficial de la Federación el 10 de junio de 2013.[6] En ella se establece las
dimensiones y características que ha poseer el escudo nacional y la bandera.
También, creo, omitió el hecho ya olvidado de la existencia
de la llamada “águila mocha”, escudo usado por el gobierno de Vicente Fox Quezada, que en su
momento convulsionó a los puristas del patriotismo.
Aun cuando esta publicación carece de profundidad, no es mi
intención hacer un estudio académico (jamás lo ha sido, en ninguna de las
entradas del blog) sino expresar mi opinión sobre lo que leo y he leído.
De esta entrada puede usted obtener cuatro títulos que leer:
la citada ley sobre símbolos patrios, Azteca de Gary Jennings, la serie Los hijos
de la Tierra de Jean M. Auel (siete libros hasta el momento) y la misma revista
Relatos e Historias en México que tiene una periodicidad mensual, es barata, es
una publicación de buena calidad y tiene contenidos muy interesantes para los
no-académicos que nos interesamos en la historia de México.
Espero poder volver a publicar pronto.
[1]
Rueda-Smithers S, Escudo Nacional. Historia de un símbolo que unifica, Relatos e
Historias en México, México DF, febrero 2014, año VI, número 66, pág. 46-59
[2]
Jennings G, Azteca, Planeta editorial, México, 1981, dos tomos
[3]
Auel JM, serie Los hijos de la Tierra: El clan del oso cavernario, El valle de los
caballos, Los cazadores de mamuts, A través de la llanura, Los refugios de
piedra, La tierra de las cuevas pintadas. Editorial Océano, México.
[4]Cagle
D, The Cagle Post Cartoons & Commentary, Don´t Desecrate Our Flag, consultado el 11 de septiembre de
2010 en http://blog.cagle.com/daryl/2010/08/31/dont-desecrate-our-flag/
[5]
Marcos-Serna R, Bicentenario en lecturaexperimental.blogspot.com/2010/09/bicentenario.html
[6]
http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/213.pdf
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