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miércoles, 23 de septiembre de 2015
viernes, 18 de septiembre de 2015
El complot mongol
Rafael
Bernal fue un autor mexicano que publicó de casi todo: poesía, novela, cuento,
biografía, pero que es más conocido por su obra El complot mongol, la cual le ha valido el título de “padre de la
novela negra mexicana”,[1]
hecho que a mí me parece no sólo exagerado, sino imprudente ya que este género,
la novela negra, es, en su origen, en su constitución, una hija bastarda de la
nota roja (o, acaso, hija de la violencia), carente de toda filiación y, por
tanto, de paternidad; sin embargo, es obvio que el término “padre de…” se usa
como sustitutivo para precursor o iniciador, figura literaria completamente
válida.
Entre
sus muchos empleos que, evidentemente, influenciaron su producción tanto en
estilos como en temas,[2]
Bernal ocupó cargos diplomáticos fuera del país que lo mantuvieron lejos de los
círculos literarios nacionales, hecho que, como mencionan algunos estudiosos de
su obra, limitó la difusión de su producción a nivel nacional;[3],[4] El
complot mongol fue publicado originalmente en 1969 y la novela permaneció oculta, a la
vista de todos, en los estantes de las librerías hasta que otro autor del
género, Paco Ignacio Taibo II, en 1976, publicó Días de combate, primera obra de la serie Belascoarán Shayne. Es este
último autor (del que ya hay una reseña en este mismo blog bajo el título El tuerto de Artículo 123…), quien es
considerado el padre del neopoliciaco mexicano (de nuevo el argumento sobre la
paternidad), es quien impulsó entre los lectores la búsqueda de obras sobre el género e,
indirectamente, propulsó el redescubrimiento de la obra de Bernal.
Hay
quien dice que Bernal es un autor de culto merced a que incorporó, por primera
vez en el género del que tratamos, a personajes que hasta su momento habían
sido marginales en la vida real y literaria del país, como la comunidad china
o, en voz de Benito Taibo, “(…) como la misma ciudad de México (…)”.2
La
historia es muy simple: un ex revolucionario de las filas obregonistas que
trabaja para la Secretaría de Gobernación es encargado de investigar la
planeación del asesinato del presidente de los Estados Unidos, en visita a
México, por parte de las mafias chinas. Aquí es donde comienza lo interesante:
la comunidad china llegó a México a finales del siglo XIX, en tránsito hacia
California y como consecuencia de la fiebre del oro; sin embargo, no todos los
inmigrantes pudieron pasar la frontera y muchos se establecieron en territorio
mexicano. En Ciudad de México se asentaron en lo que antes era la calle de
Dolores, hoy un callejón deslucido con algunos restoranes, una pagoda y muchos
faroles de papel, cerca de la Alameda Central. Esos chinos sufrieron
persecuciones, menosprecios, asesinatos, marginación y abusos por las autoridades
hasta 1934, aproximadamente, aunque es posible que aún padezcan estos males. La
comunidad china se integró a la vida nacional mexicana incluso adoptando como
patrona a la Virgen de Guadalupe (indiscutiblemente un mito creado por los
evangelizadores para sincretizar el catolicismo y las tradiciones
prehispánicas) por sobre sus deidades importadas.[5] Se
hicieron nacionales, tanto que otros personajes chinos, de otros autores como
Taibo II, en el caso de Tomás Wong, son considerados “chinos de Sinaloa”.
Y
no sólo los chinos integran esta maraña de nacionalidades sino que, por
tratarse del presidente de EEUU, la CIA y hasta el KGB están implicados en la
trama.
Sin
embargo, el solitario Filiberto García, desencantado policía judicial, es el
personaje central. Es un tipo construido a partir de los sobrevivientes de las
recientes Revoluciones Mexicanas, duro, macho (sí… desgraciadamente así es como
se creía que debía ser el mexicano de la época), leal pero taimado y, sin embargo,
capaz de albergar sentimientos románticos hacia una mesera de café chino.
Vargas
dice que Bernal desarrolló “(…) un estilo personal con absoluto dominio de la
técnica (…)”.2 Si se refiere a la técnica personal, es natural que
tenga un absoluto dominio sobre ella: es suya a fin de cuentas; pero si se
refiere a la técnica narrativa de la novela negra, creo que ya no es tal el
caso. Usa demasiado la palabra pinche[6]
que en mexicano significa algo de poca monta, de poca gracia, de poca calidad, algo
“muy” poquita cosa. Y cuando digo demasiado, digo que la usa en exceso: sólo en
el primer capítulo la usa veintiséis veces en un cuerpo de cuatro mil palabras.
No es que me asuste, de ningún modo, el uso de esas groserías en un texto, pero
creo que eso no crea un estilo. Si vamos a usar el lenguaje cotidiano para
crear una obra que represente a nuestra sociedad, tendríamos que usar miles de
veces cabrón, culero, pendejo, ojete, chingaos (con todas sus posible
variantes) y otras más que, no representan el lenguaje del mexicano
necesariamente, sino el de un grupo social.
Vamos,
que esto no es un estudio sociológico de la novela, sino una recomendación
literaria de aficionado a la lectura a sus iguales.
El
complot mongol es, decía antes, una de las primeras obras del género negro que
se escribió en México y su autor, junto con otros destacados en el tema, formó
parte de los que se llamó El club de la
calle Morgue,[7]
en relación a la obra de Conan Doyle y que publicaba, periódicamente, cuentos
en revistas literarias que abordaban tímidamente el género que nació,
aparentemente, en los EEUU después de la gran depresión del 29, a manos de Dashiel Hammett. En muchos de
los ensayos sobre la obra se le encuentra asociada a Ensayo de un crimen de Rodolfo Usigli,[8],[9]
publicada previamente a El complot… y emparentada con ella a fuerza de repetición.
Pero es de entender que esta situación sea común ya que, al leer sobre estas
obras, se cometen frecuentemente errores de este tipo, como el de agruparlas
con Dos crímenes y Las muertas de Ibargüengoitia y hasta
con Los albañiles de Leñero, sin que
unas u otra pertenezcan al género negro. Pero también El complot… ha sido incluido
en los géneros novela policiaca o novela de cuarto cerrado en los cuales
tampoco encaja.
Finalmente,
dejando de lado toda la palabrería teorizada y los doctos estudios académicos
que sobre la obra existen, es un libro que vale la pena: ágil, ligero, por
ratos divertido, con la trama intrigante que debe tener una narración de este
tipo, El complot mongol es un libro
que uno debe leer. Se lo recomiendo no sin antes preguntarle: ¿si la
conspiración es de las mafias chinas, por qué el complot es mongol?
Gracias
por leer y gracias por recomendar.
[1] Martínez MI, El siglo de Rafael Bernal, padre de la
novela negra mexicana, en periódico El Financiero, consultado el 18 de
septiembre de 2015 en elfinanciero.com.mx
[2] Vargas A, Rafael Bernal “eclipsado por su obra cumbre”, La Jornada,
periódico, 02 de julio de 2015, p.5
[3] Araujo R, El complot mongol, una novela policiaca a la mexicana, Anuario
2009, Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, Centro de Estudios Superiores
de México y Centroamérica, documento electrónico
[4] Torres VF, Dos obras maestras de la novela policial mexicana, Literatura: teoría,
historia y crítica 4 (2002): 277-291
[5] Botana-Montenegro E, Cuentos chinos o de cómo los chinos en
México pasaron de “hijos del Celeste Imperio” a “jijos del máiz”, documento
electrónico consultado en http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13900413,
18 de septiembre de 2015
[6] Según Gómez de Silva, en su
Diccionario breve de mexicanismos, Pinche
(probablemente del español pinche “persona que presta sus servicios auxiliares
en la cocina”) adj. despect. Despreciable. Es voz malsonante. Se usa
generalmente ante el sustantivo. A mí me parece una definición bastante
pinche, si se me permite la expresión.
[7] Rodríguez-Lozano MG, Flores E, ¡Bang! ¡Bang! Pesquisas sobre narrativa
policial mexicana, UNAM/Instituto de Investigaciones Filológicas, Centro de
Estudios Literarios, 2005
[8] Mustafá-Zúñiga E, Dos novelas policiacas mexicanas: El complot
mongol y ensayo de un crimen, Tema y variaciones 20, UAM Azcapotzalco,
documento electrónico
[9] Torres VF, La literatura policiaca en México, Tema y variaciones 16, UAM
Azcapotzalco, documento electrónico
imagen:https://www.google.com.mx/search?q=barrio+chino+en+mexico&biw=1280&bih=612&source=lnms&tbm=isch&sa=X&sqi=2&ved=0CAcQ_AUoAmoVChMIkLWg4YCByAIVUxWSCh22og-7#tbm=isch&q=barrio+chino+en+mexico+de+noche&imgdii=fAnh7jRl_LBUMM%3A%3BfAnh7jRl_LBUMM%3A%3BtrcuDsieVU4EaM%3A&imgrc=fAnh7jRl_LBUMM%3A
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