Michael Crichton.
No solamente una novela de ciencia ficción. Primero, les recomiendo que consigan la película de Steven Spielberg, cuando la tengan, TÍRENLA A LA BASURA. Una vez hecho esto, consigan la edición de Ballantine Books de Jurassic Park y siéntense a entender un poco el meollo de la clonación.
Crichton no es (o era, desgraciadamente murió hace un mes) un simple escritorozuelo del montón de los que un día se dicen: Ok, I´m sitting here until I can write a little book... who knows? Someone may read it someday, al estilo que hacemos algunos. Este tipo fue un médico (no sé si bueno o malo) pero sabía mucho de ciencia, no de ciencia-ficción, sino de ciencia real. Escritor prolífico de novelas que se encasillaron en el género Technotriller, término acuñado por una editorial para clasificar los libros de Crichton, tiene, entre los más reconocidos, Jurassic Park, Sphere y Congo.
Supongo yo que él era un buen lector y, como a muchos de nosotros nos ha pasado, de tanto leer, le dio por escribir.
Jurassic Park es más que la narración de las aventuras de un grupo de científicos comandado por Mr. Hammond y Henry Woo, Ph. D, que un buen día se dicen: Bien, clonemos dinosaurios.
La trama comienza piniéndonos en antecedentes sobre el desarrollo tecnológico del estudio del ADN, de las técnicas de reacción en cadena de la polimerasa (que tuvo su boom en la década de los 90. Ahí te va un suspiro, UNAM), y del debate sobre la clonación de criaturas extintas que comenzó en los años 70.
Nos acerca novelescamente (por supuesto) al mundo del espionaje industrial, a la búsqueda de financiamiento entre la iniciativa privada (cuánto bien nos haría ésto) y a las intrigas que un secreto industrial tan grande puede tener entre los dedicados a la misma rama del conocimiento.
Pero creo que el hecho de que se clonen dinosaurios es incidental. Es mi parecer que Crichton (que, por cierto, también es creador de ER) quería, más que contar una historia de dinosaurios, poner al alcance del populacho (infelizaje en el cual me encasillo) un poco de datos, echar un poco de luz, para poder entender qué carajo es la clonación, tan en boga cuando el asunto de Dolly. Pero la ciencia es aburrida para el pueblo que prefiere el circo, y una historia alucinante de lagartos terribles que se comen a la raza con la mirada desgobernada es un buen gancho.
Técnicamente, el único error que yo le encuentro (si alguien conoce más, señálelos) es eso del "recurso de la lisina". Según Henry Woo, ingeniero con doctorado en alguna cosa relacionada al ADN, los dinosaurios de Jurassic Park no pueden vivir en el monte, libres, pues, porque ellos los "crearon" dependientes de la lisina, aminoáciodo esencial que se le suplementa a estos animales mediante el alimento. Como cualquier abuelita sabe, la lisina es una aminoácido componente de todas las proteínas, por lo que es imposible que los animales que coman plantitas silvestres no ingieran lisina. Pero creo que el desliz se le permite a Mr. Crichton que creó una obra maestra de la ciencia ficción, con mucho de ambas cosas.
Si en su ciudad hay una librería de viejo, den una vuelta por ella y busquen JP entre las novelas en inglés (yo no lo he leído en español, pero me gustaría ver la traducción) donde no les costará más de 15 pesos. Nuevo debe andar alrededor de 200. De cualquier modo, Jurassic Park es una novela que se disfruta desde el principio, siempre y cuando uno pueda borrarse de la mente la asquerosa película de Spielberg.
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