lunes, 28 de diciembre de 2020

El ídolo sin pies ni cabeza, la Coatlicue a finales del México virreinal

Leonardo López Luján, Opúsculos, el Colegio Nacional, 1ª edición, 2020

 


Coatlicue es una de las principales deidades mexicas tanto por sus atributos propios como por ser la madre del dios más importante del panteón mexica, Huitzilopochtli.

La azarosa vida de la piedra que representa a esta deidad, Coatlicue, no ha sido fechada con exactitud, pero se sabe que fue encontrada al realizar trabajos de nivelación de lo que hoy es la Plaza de la Constitución en el año 1790, un trabajo que se realizó por orden del virrey Juan Vicente de Güemes Pacheco de Padilla y Horcasitas, segundo conde de Revillagigedo, en un sitio que conmemora una placa que actualmente se encuentra sobre la calle que rodea a la Plaza casi en su esquina con la avenida Pino Suárez.

El libro de López Luján, hoy director general del Proyecto Templo Mayor, hijo del arqueólogo Alfredo López Austin, nos ofrece una versión bien documentada de los hechos que rodearon el descubrimiento de la escultura y los sitios donde fue depositada, sepultada, desenterrada y vuelta a sepultar hasta que se le ubicó, finalmente en el Museo Nacional de Antropología e Historia. Es un relato interesante, definitivamente, pero el libro me dejó con un mal sabor de boca por una razón muy sencilla: no describe nada del simbolismo de la escultura en sí. Nada o casi nada.

Realmente yo esperaba que, siendo su autor quien es, ofreciera una detallada descripción de la piedra, del significado de la sustitución de la cabeza humana por una serpiente, el qué representa su falda de serpientes, por qué tiene dos pares de manos humanas además de sus propias garras, por qué tiene en su base una representación de Tlaltecuhtli… en fin, que describiera la piedra misma, más que su historia desde su descubrimiento.

Sin embargo, no es un mal libro. Seguramente una segunda lectura me aportará datos más relevantes sobre el monolito que habrán de complementar lo que sobre él vaya cayendo en mis manos.

Se lo recomiendo.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario